Porque nunca es como esperas. Sólo talvez, talvez en muy contadas ocasiones, pasa lo que todos esperamos que pase, ya saben: mariposas en el estómago, unas ganas indescriptibles de estar irremediablemente juntos, sin que ninguno de los dos amantes ponga resistencia.
De cualquier manera, como dije, muy pocas veces sucede esto. ¿Qué más queda? La respuesta es obvia: Seguir mirando por la ventanilla del camión, del taxi, del auto que conduce un amigo, del avión. Pensar en lo que la vida nos tendrá preparado a la vuelta de los días, mientras tanto esperas a que ese amor, que es el único que vale la pena, suceda en nuestras vidas.
Es muy tonto pensar que arte de magia este amor va a suceder, pues claro, hay que ser proactivo. Cuando ese impulso que nos lleva a buscarnos aparece, tomarlo por los cuernos, sin miedo, como los vaqueros de ruedos al montar sobre los lomos de toros indomables.
Dicho esto, advertencia, si el otro ser, sea quien sea, pone resistencia a la unión del uno con el otro, abortar misión. Porque si no solamente estaríamos propagando el circulo vicioso de este amor confundido, mal sano, que atormenta constantemente.
¿No saben a qué me refiero? Muy fácil, a ese de tú me quieres más que yo; tú me tienes que querer más.
Nada de eso. Qué no daría porque las cosas corrieran sin obstáculos. Es decir, tú quieres estar conmigo, yo quiero estar contigo, y es todo lo que necesitamos para continuar y ver hasta qué punto en este universo caminamos juntos.
Y no hay que olvidar, como dijo una mujer escritora, que el amor está siempre a la vuelta de la esquina.
Uno espera, ya saben, que surjan deseos sexuales.